domingo, 27 de diciembre de 2020

Con amigas

Salir del personaje de "mamá".

Al principio, debo confesar, me sentía algo culpable. Es increíble que solo pasaran unos pocos meses y ya lo necesitara, ese rato a solas sin Luvi. Me llevó un rato entender que no eran 4 meses... era más de un año.

Hace un año arrancó la búsqueda de este embarazo, estabamos deseosos de que llegara a nuestra vida un hijo/hija. Lo que no sabía era que ya estaba ocupado ese puesto. Nos enteramos el 30/12.
Hace un año, había dejado de pensar en mi y había abandonado cualquier práctica que me decía la obstetra. Chau brindis con champagne en navidad, chau brindis de inicio del 2020, chau carne "a punto", chau tragos de cualquier tipo, chau comida chatarra (tuve dos o tres antojitos durante el embarazo, pero me despedí de las hamburguesas y papas fritas tal como estaba acostumbrada, una vez por mes).
Hace un año tomaba mis vitaminas prenatales, iba a consulta ginecológica y, cuando me confirmaron con una ecografía la presencia de Luvi, control mensual con la obstetra.

No me di cuenta hasta hace relativamente poco, que 1 año y 4 meses habían pasado desde el último trago, desde la última salida con amigas (con todas las letras, comida, tragos y demás).

Me sentí libre unas horas. Libre de responsabilidad, libre de poder elegir por mi sin prestar atención a otro ser vivo al lado mío.
Debo aclarar, porque siempre hay quién mal interpreta todo, que Luvi es una de las mejores cosas que me pasaron en mi vida. La frase "lo amo inmensamente" me queda corta. Amo a mi hijo, amo ser madre. Me gusta y lo disfruto. Tengo que aclararlo porque no se quién puede leerlo y puede interpretarlo de cualquier forma, excepto como lo que realmente es: una mamá real. No está demás informar que Luvi se quedó con el padre, que cumple de forma extraordinaria su rol (no, no hay que agradecerlo, pero sí me gusta reconocérselo, porque mi marido es un padre excelente).

Volviendo a lo que nos compete en la noche de hoy, la salida fue reparadora. Respirar aire un rato.
No debo ser la primera ni la última madre que necesita un respiro, pero ayer pude darme ese gusto. Pude hacer catarsis, pude charlar de cualquier cosa que se nos pasó por la cabeza y no faltó momento de mamá primeriza mostrando todas las fotos de su hijo (no pude evitarlo, me parece hermoso).

Si alguna mamá me está leyendo, si alguna siente lo mismo que yo... no lo dudes. Si podes, tomate tu ratito para respirar sola, para caminar sola, para ser vos y no "la mamá de..". No te vas a arrepentir, es renovador. Y si tu hijo/a tiene a su papá u otra mamá, créeme que también es bueno que ellos tengan su ratito a solas. Es lindo que se disfruten, es lindo que se conozcan un poquito más.

Mi marido me envió un video de Luvi riendo a mitad de la noche, él le hablaba y le sacaba esas risas. Ahí me di cuenta lo bien que hice al irme un ratito. No solo respiré, sino que ellos también aprovecharon su momento. 

Bienvenida a la maternidad

viernes, 18 de diciembre de 2020

Noche de insomnio

Noche de insomnio... del bebé por supuesto, mía no.
En esta noche, en esta semana en particular, la soledad no fue mi mejor compañía.
No me abraza la felicidad en estos días.
No me malinterpreten, soy feliz todo el tiempo y todos los días pero hay excepciones, como hoy.
Siento que cargo un peso gigante, calculo que no debo ser la única madre que lo siente y no, no me refiero a Luvi. Me refiero a todo, todo junto y todo el tiempo.

Nunca fui muy amante de las tareas hogareñas. Nunca me imaginé trabajando en casa (ama de casa). No quería serlo, no quería hacerlo. La pandemia me puso en este aprieto. Estoy en casa porque no tengo otra opción. Trabajaba en turismo. No necesito mucha explicación. Hola COVID, chau oficina.
Terminé acá. Encerrada 24/7. Bebé, perrijos, barrer, lavar los platos, cocinar al mediodía (si puedo), pasar la aspiradora por los hijos caninos, hacer la cama, acomodar ropa, armar corralito, desarmarlo, sacar los juguetes de Luvi, guardarlos, tratar de pintar algo (emprendimiento familiar) y siempre terminar interrumpida, pasar el trapo, cocinar a la noche (si llego). A eso se le suman las tareas básicas de lavarse los dientes en medio minuto, bañarse en 60 segundos, vestirse con lo primero que veas, tratar de peinarte o maquillarte, desayunar y merendar (o al menos intentarlo). 
Preparar el mate y tomar solo 2.

Esta noche me persigue el hecho angustiante de no ser yo ni un solo minuto al día. De no poder hacer algo por mi, para mi. Mi cabeza ya me está trastornando con lo que quedó por hacer y asi, sabiendo que todavía me quedan cosas, voy a intentar dormir.

Luvi se durmió. Esa cara hermosa que tiene... se que va a estar todo bien. Pero hoy me permito estar enojada, irritada, malhumorada, triste y agotada, por sobretodo. Me merezco mi ratito de estar mal. 

Creo que está de más decirlo pero mi hijo no es y nunca va a ser un trabajo. Nunca va a ser un problema, tampoco mis hermosos perros.
Pero todo lo demás se lleva mucha de mi energía.

Y en las noches como esta, donde se hacen más de la 1 AM y me encuentro sola con mi bebé que está inquieto, sola porque mi marido duerme, es cuando me doy cuenta a todo lo que renuncié. Lo sabía antes de quedar embarazada, pero ahora es real. A veces molesta, a veces no. Hoy sí.

Hoy si porque intenté hacer un curso de educación montessori y no pude. Hoy si porque intenté terminar de pintar unos pedidos y no pude. Porque quise armar el corralito y no pude encajar bien el piso. Porque intenté almorzar y terminé comiendo salchichas frías con medio tomate. 
Hoy molesta.

miércoles, 16 de diciembre de 2020

Embarazo en cuarentena

TEST POSITIVO

30/12/2019 EL DÍA
Tengo que empezar por este día. Fue cuando un evatest nos dió positivo. Ahí nos dimos cuenta que realmente venía en camino Luvi. 
No parecía real, ¿saben? No creía que fuese posible tener tanta suerte, buscarlo tan poco tiempo y que apareciera así. Me habían dicho que ibamos a tardar unos meses, quizás un año pero no fue así.
Cuando vi las dos rallas puedo asegurarles que quedé en shock. Así terminé el año. Estando embarazada y sin decírselo a nadie.
Igual... no nos aguantamos mucho. Al mes ya lo sabía la familia más cercana.

Tenía 7 semanas y media de embarazo.
Primer ecografía, la única vez que pudo estar el padre presente (por el COVID no dejan ingresar a la sala a otra persona). 
Y ahí estabamos... marido, ecógrafo y yo. Todos mirando a Luvi que no medía más de unos pocos milímetros, que todavía ni siquiera sabía de su propia existencia. Escuchamos su corazón y de golpe era real. Había un ser que, si todo salía tal como esperábamos, iba a nacer para fines de agosto. Era hasta sobrenatural pensar que ibamos a ser padres. Estabamos felices pero simplemente parecía un sueño.

Arrancamos el 2020 festejando. Si, este año increíblemente raro, lo empezamos festejando. Contentos. Contamos a todo el mundo que venía Lepucci en camino (no sabíamos si era niña o niño, asi que era lepucci).
Recuerdo que me escribí en la panza "Bebe a bordo". Fui a donde viven mis papás, les dije que me había hecho un piercing pero que pensaba que estaba infectado y me levanté la remera lo suficiente para que lo leyeran. Mi papá se sostenía la cabeza con una sonrisa de oreja a oreja y puedo jurar que el corazón de mi mamá se salió del pecho como en los dibujitos animados. 

Nunca nada sale como se planea pero siempre sale como tiene que salir... Marzo del 2020 apareció el dichoso virus en Argentina. 20/03/2020 cuarentena obligatoria. Encierro para todos. 
En medio del caos, me quedé sin trabajo pero no nos faltaba nada asi que estabamos tranquilos. En enero y febrero habíamos comprado un par de cosas para la llegada del bebé, aprovechamos ofertas en pañales, en cunita y todo lo que podíamos adelantar. Compramos pañales ecológicos, todavía no le encontramos la vuelta pero ya lo vamos a lograr. Yo era persona de riesgo por estar embaraza y ser asmática, por tanto me encerré todos los meses en casa. 

¿Agradable todo el tiempo? No. ¿Útil? Quizás. ¿Encontré el lado positivo? Obvio.
Mi marido trabajaba desde casa, por tanto pudimos disfrutar este embarazo los dos. Vimos como crecía la panza, los primeros movimientos, todo. En otro momento yo habría estado trabajando en otro lado, él también. Se habría disfrutado, por supuesto, pero no igual.

¿Quieren que sea sincera? Me gustó mucho tener un embarazo tan tranquilo, tan armonioso, tan hogareño. No me gustó no poder compartirlo. Tuve días de llanto, cuando me daba cuenta que la cuarentena seguía su camino y mi panza seguía creciendo. No salí jamás sin un permiso obligatorio, aún cuando había mucha gente a la que parecía no importarle el virus. 
Tuve suerte y me sentí bien los 9 meses, no soporté los lacteos y ansiaba comer cosas saladas TODO EL TIEMPO. Juro que era una adicción. Y mi antojo era fanta, sobretodo el último tiempo. 

Pasé las horas leyendo, informándome sobre el embarazo y el parto. Sobretodo porque para mi era un problema. Tenía terror, más a la cesárea. Empecé terapia para poder manejar los miedos. Mi terapeuta terminó siendo mi dama de compañía en todo el encierro, aún ahora. Hablar del tema me parecía muy necesario y el tiempo se pasaba volando. Lo mejor de todo... es que terminé teniendo cesárea pero eso queda para el próximo posteo. 

En medio de la pandemia, nos mudamos. A un departamento con dos domitorios, grande y lindo. Donde vivíamos no era apto para la llegada de un bebé... No fue caótico porque contratamos una excelente compañía de mudanzas, nos había pasado antes que por querer ahorrar, nos terminamos volviendo locos. Pero ahora no era momento de estresarnos innecesariamente. Contratamos una empresa que nos dio, una semana antes, unos cajones grandes donde guardamos todo. Así que el día de la mudanza fue tranquilo. 

Tema embarazo. Cada ecografía, cada estudio lo hacía en solitario. Hubo uno solo en el que mi marido me acompañó por miedo a que me bajara la presión. El estudio para detectar la diabetes gestacional. Muchas horas ahí pero valió la pena, salió todo ok. 

Recuerdo una ecografía en particular, que en realidad era un ecocardiograma o algo así. Me atendió un médico muy amable, que sin que yo lo pidiera me mostró por primera vez el rostro de mi hijo.
Muchos dicen que te enamoras la primera vez que escuchas su corazón... no fue mi caso en particular.
Me enamoré en esa ecografía, cuando pude distinguir su boca y la nariz chiquita, cuando le hablé y vi que movía los ojos. Ahí me enamoré de esa panza, de ese bebé, de mi bebé.
Fue la ecografía más hermosa de todas. Lo vi por primera vez,  gracias a un médico cardiólogo empático y amable. Ese hombre entendió todo por lo que yo estaba pasando. 

Mi primer embarazo en tiempos de pandemia.

Presentación

 



Acá va mi presentación.
¿Para quién? No tengo idea. Supongo que para mi misma, para reencontrarme con quien soy y quien fui. Es extraño volver a escribir así, pasó mucho tiempo desde la ultima vez. Pasaron muchas cosas.

* ¿Nombre? Liz. Miento, no es mi nombre del documento pero.. ¿Qué más da? Mi nombre es Liz. 

* ¿Edad? 29, orgullosa de eso.

* ¿Dónde vivo? Argentina, BsAs. Si, dicen que somos los porteños del país. Lo raro es que el puerto me queda a más de 1 hora de mi casa. Aún así, a donde voy me dicen porteña.

*¿Quién soy? Pregunta compleja, muchas respuestas y ninguna es cierta. 

Puedo contarles/contarme como soy, qué me gusta hacer, mi color favorito... pero ¿eso sería describirme? Algunos dirían que si pero yo lo pongo en duda. Conocerse/conocerme es más profundo que eso.
Era una persona X y cambié. Un día fui alguien X y horas más tarde mi vida cambio para siempre. No fue para mal, por suerte, fue una alegría inmensa pero mi trabajo ahora es conocerme en esta nueva vida. 

El 13/08/2020 nació mi primer hijo. Un ser increíble, nuevo, intacto, curioso. No termino de aprenderme sus facciones que ya las cambió de nuevo.
Esa es la faceta que tengo que conocer y que quiero presentarles/presentarme. La faceta de madre y mujer (porque soy ambas a la vez). 

Me voy a ayudar escribiendo y quizás, tal vez, en alguno de mis escritos otra madre se descubra identificada y mis palabras la ayuden. Puede ser, no lo se. En estos momentos no se nada.

Soy madre primeriza, eso es lo que soy ahora. Por suerte, cuento con mi marido que es un excelente hombre (padre primerizo también). Y eso me suma otra cosa para descubrir, mi YO en pareja siendo madre y descubrir a su paso a la nueva persona en la que se transformó mi marido. Se que para él también fue un cambio (¿Para quién no lo sería?)

En mi familia somos 5. Tres humanos (contando al nuevo integrante) y dos perros. No se si a ustedes les gustan los perros, tampoco es de mi interés, pero para nosotros son hijos. Una hembra y un macho. Mestizos. Otro trabajo para mi, redescubrir mi relación con ellos... siento que los dejé algo de lado y no me gusta esa idea. Dirán que es normal porque un bebé requiere mucha atención, pero una cosa no quita la otra. Ellos me necesitan también. Nos necesitan.

Las 24 hs del día, los 7 días a la semana, los 30 días del mes, los 365 días del año le pertenecen a mi hijo... de ahora en más. ¿Cómo se llama? Vamos a decirle Luvi, todavía no se me ocurrió un sobrenombre. Recuerdo que cuando estaba en la panza, le decíamos Lepucci.

Esta es mi presentación... supongamos. No describo nada conciso, lo se, pero así es como soy ahora. Incapaz de describirme. De eso se trata mi comienzo en la escritura de un blog. Por tercera o cuarta vez me encuentro inmersa en este mundo bloggero. 

Y respondiendo a algo que escribí más arriba:
Soy rubia, un metro sesenta de altura. Físico, da igual. No es lo que era hace unos meses ni lo que va a ser más adelante y, sinceramente, tampoco creo que les importe.
Me encanta leer, escribir, escuchar música y, algo que descubrí en cuarentena, me gusta pintar.
Mi color favorito? No tengo uno solo. Tengo tres. Blanco, negro y azul.
Mi número favorito? El 3 y ahora el 13.
Amo la paz y la naturaleza, curiosamente en donde vivo no hay ninguna de las dos pero si donde voy a vivir en unos años.

Y antes de comentar, seguirme o lo que sea, sepan que soy feminista y estoy a favor de la legalización del aborto. Si, soy madre y estoy a favor. ¿Por qué? Porque creo firmemente que debe ser elección de cada una, ahora más que nunca. Pasar por un embarazo no es fácil, ser madre no es fácil con o sin un padre presente, con o sin apoyo de la familia, amigos y demás.
No aborté nunca y espero nunca tener que hacerlo. Espero que vos, la que está leyendo nunca tengas que pasar por eso, pero si es tu elección, espero que sea legal, seguro y gratuito.

Dicho esto, sigo con mi monologo:
Me agrada más la montaña que la playa, lo descubrí en un hermoso viaje que hicimos con mi marido.
Tengo adoración por los perros, amaría poder adoptar muchos más.
Prefiero el maté al café, menos cuando hace mucho frío.
Mi libro favorito: Cumbres Borrascosas.

Estás cosas son constantes, no cambiaron, pero el tiempo se transformó en mi enemigo. No tengo momentos de lectura y ahora me encuentro lenta hasta para escribir. No importa, ya voy a volver a la normalidad... es cuestión de tiempo (valga la redundancia).

Mis mejores amigas dicen que soy la persona más positiva que conocen, puede que no estén tan erradas.. ya veremos qué opinan ustedes.

Hasta acá dejo mi presentación.