miércoles, 16 de diciembre de 2020

Embarazo en cuarentena

TEST POSITIVO

30/12/2019 EL DÍA
Tengo que empezar por este día. Fue cuando un evatest nos dió positivo. Ahí nos dimos cuenta que realmente venía en camino Luvi. 
No parecía real, ¿saben? No creía que fuese posible tener tanta suerte, buscarlo tan poco tiempo y que apareciera así. Me habían dicho que ibamos a tardar unos meses, quizás un año pero no fue así.
Cuando vi las dos rallas puedo asegurarles que quedé en shock. Así terminé el año. Estando embarazada y sin decírselo a nadie.
Igual... no nos aguantamos mucho. Al mes ya lo sabía la familia más cercana.

Tenía 7 semanas y media de embarazo.
Primer ecografía, la única vez que pudo estar el padre presente (por el COVID no dejan ingresar a la sala a otra persona). 
Y ahí estabamos... marido, ecógrafo y yo. Todos mirando a Luvi que no medía más de unos pocos milímetros, que todavía ni siquiera sabía de su propia existencia. Escuchamos su corazón y de golpe era real. Había un ser que, si todo salía tal como esperábamos, iba a nacer para fines de agosto. Era hasta sobrenatural pensar que ibamos a ser padres. Estabamos felices pero simplemente parecía un sueño.

Arrancamos el 2020 festejando. Si, este año increíblemente raro, lo empezamos festejando. Contentos. Contamos a todo el mundo que venía Lepucci en camino (no sabíamos si era niña o niño, asi que era lepucci).
Recuerdo que me escribí en la panza "Bebe a bordo". Fui a donde viven mis papás, les dije que me había hecho un piercing pero que pensaba que estaba infectado y me levanté la remera lo suficiente para que lo leyeran. Mi papá se sostenía la cabeza con una sonrisa de oreja a oreja y puedo jurar que el corazón de mi mamá se salió del pecho como en los dibujitos animados. 

Nunca nada sale como se planea pero siempre sale como tiene que salir... Marzo del 2020 apareció el dichoso virus en Argentina. 20/03/2020 cuarentena obligatoria. Encierro para todos. 
En medio del caos, me quedé sin trabajo pero no nos faltaba nada asi que estabamos tranquilos. En enero y febrero habíamos comprado un par de cosas para la llegada del bebé, aprovechamos ofertas en pañales, en cunita y todo lo que podíamos adelantar. Compramos pañales ecológicos, todavía no le encontramos la vuelta pero ya lo vamos a lograr. Yo era persona de riesgo por estar embaraza y ser asmática, por tanto me encerré todos los meses en casa. 

¿Agradable todo el tiempo? No. ¿Útil? Quizás. ¿Encontré el lado positivo? Obvio.
Mi marido trabajaba desde casa, por tanto pudimos disfrutar este embarazo los dos. Vimos como crecía la panza, los primeros movimientos, todo. En otro momento yo habría estado trabajando en otro lado, él también. Se habría disfrutado, por supuesto, pero no igual.

¿Quieren que sea sincera? Me gustó mucho tener un embarazo tan tranquilo, tan armonioso, tan hogareño. No me gustó no poder compartirlo. Tuve días de llanto, cuando me daba cuenta que la cuarentena seguía su camino y mi panza seguía creciendo. No salí jamás sin un permiso obligatorio, aún cuando había mucha gente a la que parecía no importarle el virus. 
Tuve suerte y me sentí bien los 9 meses, no soporté los lacteos y ansiaba comer cosas saladas TODO EL TIEMPO. Juro que era una adicción. Y mi antojo era fanta, sobretodo el último tiempo. 

Pasé las horas leyendo, informándome sobre el embarazo y el parto. Sobretodo porque para mi era un problema. Tenía terror, más a la cesárea. Empecé terapia para poder manejar los miedos. Mi terapeuta terminó siendo mi dama de compañía en todo el encierro, aún ahora. Hablar del tema me parecía muy necesario y el tiempo se pasaba volando. Lo mejor de todo... es que terminé teniendo cesárea pero eso queda para el próximo posteo. 

En medio de la pandemia, nos mudamos. A un departamento con dos domitorios, grande y lindo. Donde vivíamos no era apto para la llegada de un bebé... No fue caótico porque contratamos una excelente compañía de mudanzas, nos había pasado antes que por querer ahorrar, nos terminamos volviendo locos. Pero ahora no era momento de estresarnos innecesariamente. Contratamos una empresa que nos dio, una semana antes, unos cajones grandes donde guardamos todo. Así que el día de la mudanza fue tranquilo. 

Tema embarazo. Cada ecografía, cada estudio lo hacía en solitario. Hubo uno solo en el que mi marido me acompañó por miedo a que me bajara la presión. El estudio para detectar la diabetes gestacional. Muchas horas ahí pero valió la pena, salió todo ok. 

Recuerdo una ecografía en particular, que en realidad era un ecocardiograma o algo así. Me atendió un médico muy amable, que sin que yo lo pidiera me mostró por primera vez el rostro de mi hijo.
Muchos dicen que te enamoras la primera vez que escuchas su corazón... no fue mi caso en particular.
Me enamoré en esa ecografía, cuando pude distinguir su boca y la nariz chiquita, cuando le hablé y vi que movía los ojos. Ahí me enamoré de esa panza, de ese bebé, de mi bebé.
Fue la ecografía más hermosa de todas. Lo vi por primera vez,  gracias a un médico cardiólogo empático y amable. Ese hombre entendió todo por lo que yo estaba pasando. 

Mi primer embarazo en tiempos de pandemia.

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