viernes, 18 de diciembre de 2020

Noche de insomnio

Noche de insomnio... del bebé por supuesto, mía no.
En esta noche, en esta semana en particular, la soledad no fue mi mejor compañía.
No me abraza la felicidad en estos días.
No me malinterpreten, soy feliz todo el tiempo y todos los días pero hay excepciones, como hoy.
Siento que cargo un peso gigante, calculo que no debo ser la única madre que lo siente y no, no me refiero a Luvi. Me refiero a todo, todo junto y todo el tiempo.

Nunca fui muy amante de las tareas hogareñas. Nunca me imaginé trabajando en casa (ama de casa). No quería serlo, no quería hacerlo. La pandemia me puso en este aprieto. Estoy en casa porque no tengo otra opción. Trabajaba en turismo. No necesito mucha explicación. Hola COVID, chau oficina.
Terminé acá. Encerrada 24/7. Bebé, perrijos, barrer, lavar los platos, cocinar al mediodía (si puedo), pasar la aspiradora por los hijos caninos, hacer la cama, acomodar ropa, armar corralito, desarmarlo, sacar los juguetes de Luvi, guardarlos, tratar de pintar algo (emprendimiento familiar) y siempre terminar interrumpida, pasar el trapo, cocinar a la noche (si llego). A eso se le suman las tareas básicas de lavarse los dientes en medio minuto, bañarse en 60 segundos, vestirse con lo primero que veas, tratar de peinarte o maquillarte, desayunar y merendar (o al menos intentarlo). 
Preparar el mate y tomar solo 2.

Esta noche me persigue el hecho angustiante de no ser yo ni un solo minuto al día. De no poder hacer algo por mi, para mi. Mi cabeza ya me está trastornando con lo que quedó por hacer y asi, sabiendo que todavía me quedan cosas, voy a intentar dormir.

Luvi se durmió. Esa cara hermosa que tiene... se que va a estar todo bien. Pero hoy me permito estar enojada, irritada, malhumorada, triste y agotada, por sobretodo. Me merezco mi ratito de estar mal. 

Creo que está de más decirlo pero mi hijo no es y nunca va a ser un trabajo. Nunca va a ser un problema, tampoco mis hermosos perros.
Pero todo lo demás se lleva mucha de mi energía.

Y en las noches como esta, donde se hacen más de la 1 AM y me encuentro sola con mi bebé que está inquieto, sola porque mi marido duerme, es cuando me doy cuenta a todo lo que renuncié. Lo sabía antes de quedar embarazada, pero ahora es real. A veces molesta, a veces no. Hoy sí.

Hoy si porque intenté hacer un curso de educación montessori y no pude. Hoy si porque intenté terminar de pintar unos pedidos y no pude. Porque quise armar el corralito y no pude encajar bien el piso. Porque intenté almorzar y terminé comiendo salchichas frías con medio tomate. 
Hoy molesta.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario